¿Nueva democracia, nuevos ciudadanos, nueva ciudadanía?. 1
LA ERA DE LA INFORMACIÓN.. 2
APARICIÓN DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES. 2
DESLEGITIMACIÓN.. 3
TECNOCRACIA.. 4
NUEVAS TECNOLOGÍAS Y DEMOCRACIA.. 4
DESAFÍOS. 5
NOTAS. 6
LA ERA DE LA INFORMACIÓN
La confluencia de tres elementos aparecidos a finales de los años sesenta contribuyó a la aparición de un nuevo período, que se ha dado en llamar “La era de la información” (Manuel Castells):
- Revolución de las nuevas tecnologías de la información, donde la utilización, desarrollo y difusión del conocimiento y de la información han sido mucho más rápidos que en épocas anteriores (1)
- Crisis de los modelos de desarrollo económico tradicionales.
a) La economía planificada (la
URSS, especialmente), incapaz de asimilar la revolución tecnológica, vio
cómo se estancaba su crecimiento económico al tiempo que se debilitaba
el poderío militar.
b) Las economías capitalistas,
por el contrario, evolucionaron hacia una nueva forma de economía de
mercado globalizada e interdependiente, donde el capital se gestiona las
24 horas del día en mercados financieros que funcionan en tiempo real y
en el que el volumen, la velocidad y la complejidad de los flujos
financieros globales ha aumentado espectacularmente.
- Aparición de movimientos sociales y culturales de diversa índole, vinculados a la crítica a la sociedad de consumo y que comienzan a deslegitimar al estado en los procesos democráticos (2)
APARICIÓN DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES
Comenzado ya el siglo XXI, la
crisis financiera (2008) y la de los alimentos (2010) amenazan a
Europa/EEUU y a los Países Árabes, respectivamente. Aparecen las
condiciones que favorecen la revolución social: sólo era necesario un
detonante.
i. El 6 de junio
de 2010, la policía egipcia golpea hasta la muerte al bloguero Jaled
Said en un cibercafé de Alejandría.
ii. Poco tiempo
después, el 17 de diciembre del mismo año, aunque esta vez en Túnez,
Mohamed Bouazizi se inmola, quemándose ante un edificio del gobierno
como protesta: su negativa a pagar un soborno le impedía comerciar en su
establecimiento de frutas. Horas después, cientos de jóvenes
protestaban delante del mismo edificio, mientras el primo de Mohamed
grababa la protesta y la colgaba en internet. Tras varias represiones
sangrientas en diversas manifestaciones espontáneas en todo el país, el
jefe del estado Mayor de las FFAA tunecinas se negó a disparar contra
los manifestantes, lo que le costó su cargo. Sin embargo, el 14 de
enero, el dictador Ben Alí y su familia abandonaron Túnez, camino a
Arabia Saudí.
iii. Algo más lejos, en Canadá y el 2 de febrero del 2011, la revista Adbusters publica un editorial convocando manifestaciones similares a las de Oriente Próximo.
iv. En España, el 15 de
mayo se produce una manifestación convocada por la plataforma
Democracia Real YA, donde se calcula que en total participaron unas
130.000 personas.
Las características comunes a estos movimientos son:
- En cuanto a su génesis, una chispa de indignación es lo que los desencadena, indignación que surge como reacción a un sentimiento de justicia vulnerada.
- Son locales y globales al mismo tiempo: están conectados en red de varias formas
- Expresan sentimientos y agitan debate, pero no crean partidos ni apoyan gobiernos, a pesar de que apoyan una democracia deliberativa directa basada en la red o internet como reacción ante la incapacidad de las instituciones tradicionales de la sociedad para gestionar las crisis existentes (3)
DESLEGITIMACIÓN
Revolución de las TIC, crisis
económica, movimientos sociales, desconfianza hacia las instituciones
políticas clásicas: los desacuerdos entre el poder y los ciudadanos se
han multiplicado. Internet, la web, ha abierto un nuevo espacio de
debate. En adelante, una decisión política se considerará tanto más
legítima cuanto más se haya discutido y preparado previamente en un
marco público de este tipo; los ciudadanos posiblemente considerarán que
gobernar democráticamente quiere decir organizar esta interacción de la
manera más abierta posible (Pierre Rosanvallon, “La legitimidad
democrática”, 2010). Es necesario, según el parecer de algunos, buscar
alternativas o, por mejor decir, combinaciones complementarias a las
tres actuales formas de representación (política organizada, expertos o
tecnócratas e intervención social directa)
Robert Dahl (“La Democracia y sus
críticos”, 1992) identifica dos transformaciones en el proceso histórico
de la democracia: la primera tuvo lugar a comienzos del siglo V aC
donde varias ciudades-estado que habían sido gobernadas de forma
antidemocrática por tiranos, aristócratas, oligarquías o monarquías, se
convirtieron en sistemas en los que una cantidad significativa, aunque
restringida, de ciudadanos (varones, adultos y libres) tenían derecho a
participar directamente en el gobierno de la ciudad. Nació el núcleo de
las modernas ideas democráticas. Sin embargo, y pese a su influencia,
el sistema tenía sus limitaciones. El surgimiento de Estados-Nacionales
a lo largo de los siglos XVII y XVIII, de mayor extensión y, por ende,
de mayor ciudadanía, obligó a reestructurar el sistema de gobierno: ya
no era posible que los ciudadanos participasen directamente en los
asuntos del Estado, por lo que era necesario que lo hiciese una
representación de éstos. Lo que Dahl destaca en su libro es que la
mayoría de las actuales instituciones representativas de la democracia
no aparecieron de la nada, sino que derivaron de modificaciones
específicas y sucesivas de las instituciones ya existentes. A medida
que los movimientos sociales en pro de una mayor democratización iban
cobrando fuerza, no fue necesario crear una institución representativa,
pues ya existían representantes de sectores sociales concretos
(aristócratas, terratenientes, comerciantes, etc), por más que fuesen
antidemocráticas; es lo que el mismo R. Dahl denomina “proceso de
aproximaciones sucesivas”. La primera transformación democrática
desbordó los límites previos de un gobierno tradicional de unos pocos.
La segunda transformación superó los límites de todas las estructuras
anteriores, al aplicar la idea de democracia a una jurisdicción mucho
más amplia.
Un proceso similar describe A. Tofller (“La tercera ola”, 1980)
“Lo que ahora llamamos democracia
surgió sólo cuando la carga decisional rebasó súbitamente la capacidad
de la vieja élite para manejarla. La llegada de la segunda ola, trayendo
consigo una expansión del tráfico comercial, una mayor división del
trabajo y el salto a un nivel completamente nuevo de complejidad en la
sociedad, causó en su tiempo la misma clase de implosión decisional que
la tercera ola está causando hoy”
La actual crisis económica está
poniendo de manifiesto la contradicción principal entre democracia y
capitalismo: ¿Cómo podrán ser los ciudadanos iguales en el plano
político si la riqueza o posición económica de los actores políticos
–los ciudadanos- no está distribuida de forma equitativa?, ¿cómo
existirá entonces la democracia? Hay que tener presente que las tres
condiciones para el ejercicio de la democracia son la igualdad en las
posibilidades del ejercicio de la coacción violenta, la igualdad en las
posiciones económicas y la igualdad en la distribución de conocimiento e
información. (R. Dahl, “La democracia”, 2012)
TECNOCRACIA
¿Estamos en presencia de una tercera
transformación tal y como sugieren los autores? Si es así, y si se sigue
el mismo proceso que en las anteriores (nótese la rapidez en los
cambios o procesos: dos mil años en la primera, trescientos en la
segunda), será necesario adaptar las instituciones políticas existentes a
las nuevas demandas de la sociedad. Hay que entender que la democracia
requiere que, en palabras de Habermas (“La constitución de
Europa”,2012), los destinatarios de las leyes sean, al mismo tiempo, sus
autores. Los ciudadanos solo están sometidos a las leyes que ellos
mismos se han dado en un procedimiento democrático, y que basa su
legitimación en la inclusión de todos ellos en el proceso, el cual
incluye necesariamente un proceso deliberativo previo (4)
Recientes acontecimientos “La tecnocracia desaloja la política” (http://elpais.com/diario/2011/11/18/internacional/1321570805_850215.html)
nos hacen pensar que es muy probable
que se repita la tendencia a constituir gobiernos de tecnócratas, de
elites especializadas. Sin embargo, las decisiones sobre asuntos que
atañen a todos necesitan de juicios morales, no sólo técnicos. ¿Es
defendible la postura según la cual estas élites políticas poseen un
saber moral superior que les permite discernir qué es el bien común,
especialmente cuanto más especializado es su conocimiento? Además, la
gran mayoría de las decisiones se toman en contextos cambiantes, donde
la incertidumbre es cada vez mayor. ¿Qué puede hacerse para evitar tal
desplazamiento en la toma de decisiones del pueblo a la tecnocracia? Si
el proceso democrático no está fundamentado en el primero, esta
tendencia continuará acrecentándose. El problema reside en la brecha que
se ha abierto entre las elites políticas y la ciudadanía. ¿Qué hacer
para acortar esa brecha? Dahl sugiere algunas líneas de actuación:
a) Asegurar que la información sobre
el programa político es accesible sin dificultades y de forma universal a
todos los ciudadanos
b) Posibilidad de influir en la elección de los temas sobre los que se dispone información
d) Participar de forma significativa en los debates políticos
NUEVAS TECNOLOGÍAS Y DEMOCRACIA
Lo que vuelve técnicamente posible
todos estos elementos son las nuevas tecnologías de la información. Sin
embargo, hay que tener presente que, si bien todos los ciudadanos pueden
llegar a tener la posibilidad de acceder a dicha información, es
necesario también garantizar una comprensión adecuada de la misma,
puesto que si ésta no existe, el acceso a ella no garantiza que la
votación asegure las políticas que protejan sus intereses. Por otro
lado, ¿cómo será posible asegurar que la información puesta a
disposición es la mejor posible?, ¿no podrán las misma élites políticas
manipular dicha información?
Probablemente, la eficacia del método
de las “aproximaciones sucesivas” no requiere que todos los ciudadanos
estén bien informados, sino que sólo una masa crítica lo esté, una
cantidad lo bastante numerosa y activa como para estabilizar el proceso.
Las extremadamente complejas circunstancias que rodean la
implementación del incremento de participación ciudadana, hacen difícil
pensar que este objetivo de participación del 100% de la población sea
fácil de conseguir. Por tanto, se trataría, en palabras del autor, de
buscar una cantidad estadísticamente representativa para cada asunto en
concreto, que pudiese deliberar y votar acerca del mismo (5):
sólo pueden formularse juicios sobre la mejor reglas de decisión
colectivas después de una cuidadosa evaluación de las circunstancias que
van a envolver a la toma de estas decisiones, y los juicios de esta
participación ciudadana derivarían su autoridad de la legitimidad misma
de la democracia. Esta agrupación se reuniría gracias a las
telecomunicaciones, y constituiría un complemento a la política
institucionalizada.
DESAFÍOS
No obstante, existen algunos desafíos
que esta nueva forma de democracia necesitaría, y uno de ellos es la
educación cívica de los ciudadanos. Es evidente que la cantidad y
calidad de información puede reducirse significativamente gracias a los
partidos políticos y grupos de interés, pero la educación cívica de los
ciudadanos deberá superar las barreras de la creciente
internacionalización de la política (las acciones que afectan a la vida
de estos tienen lugar en áreas cada vez más extensas), el aumento de la
complejidad y dificultad de los asuntos públicos a tratar, así como el
aumento de la información disponible gracias al incremento de la
disponibilidad de medios de comunicación. Como consecuencia de ello, una
de las necesidades de los países democráticos es potenciar las
capacidades de los ciudadanos para implicarse inteligentemente en la
vida política.
a) Una primera fuerza es la que vacía de contenido o de legitimidad a las instituciones políticas clásicas, transfiriéndola a otras entidades cuyos miembros no han sido elegidos democráticamente (6), proceso propio de la internacionalización o globalización.
“A falta de un cambio fundamental en su gobernanza, la manera más importante de garantizar que las instituciones económicas responsan mejor ante los pobres, el medio ambiente, las amplias inquietudes políticas y sociales (…)es aumentar la apertura y la transparencia.
(…)
La transparencia es aún más importante en entidades públicas como el FMI, el BM y la OMC, porque sus dirigentes no son elegidos directamente. Son públicos pero sin responsabilidad directa para con el público.
(…)
El apego del FMI al secreto es natural (…) La comunidad financiera ve el secreto como algo natural (…) Pero el FMI no es un banco privado sino una institución pública
Joseph Stiglitz “El malestar en la globalización” (Ed Taurus Pensamiento)
b) La otra fuerza que tiende a vaciar de contenido es la desarrollado en este texto: aquella que, debido principalmente a la heterogeneidad de la sociedad actual, multiplica los intereses existentes.
Los partidos de masas nacieron fuera de los parlamentos a partir de organizaciones de la sociedad civil y gracias, principalmente, a la fuerza aglutinadora de los sindicatos. Con el tiempo, esta masificación se ha reducido. El modelo de automóvil Ford T (1908-1927) es el paradigma de la sociedad que vio nacer los partidos políticos de masas (“Pueden elegir el color del coche, siempre que sea negro”, Henry Ford). ¿Es concebible hoy día un planteamiento similar? Los modelos se multiplican. ¿Hay que actuar de forma parecida a como se hizo hace un siglo, multiplicando el número de partidos políticos, y que atiendan a cada uno de los sectores aparecidos?, ¿hasta qué punto puede resistirse este fraccionamiento?, ¿está viéndose reflejado este fraccionamiento en el actual panorama político español? Recuperada o fortalecida la legitimidad vía punto a), ¿no sería necesario reforzar la legitimidad de los partidos coordinando sus actuaciones con los movimientos sociales específicos? Hoy es la Plataforma para los Afectados por las Hipotecas (PAH), ¿cuál será, cuáles serán las siguientes plataformas?, ¿puede la sociedad permitirse el actual nivel de conflictividad social?.
Quizá ha llegado el momento de dar un salto adelante y anticiparse. La democracia no será, en un futuro, igual a la de nuestros antecesores, como tampoco serán iguales las circunstancias en las que ésta se desarrollará.
Daniel Perelló Matheu
Licenciado en derecho y cursando Màster en Anàlisi Polític de la UOC
NOTAS
(1) “En los EEUU, donde primero
comenzó este desplazamiento de tecnologías de segunda ola -carbón,
ferrocarriles, caucho, automóviles, etc- a tecnologías de tercera ola
–computadoras y procesamientos de datos, aeroespaciales, petroquímica,
avanzadas comunicaciones, etc- en algún momento de mediados de 1950,
viejas regiones como el valle Merrimack, en Nueva Inglaterra, cayeron en
la situación de zonas deprimidas, mientras que lugares como Route 128
en las afueras de Boston o “Silicon Valley”, en California, adquirieron
extraordinaria importancia, con sus hogares suburbanos llenos de
especialistas en física de estados sólidos, ingeniería de sistemas,
inteligencia artificial o química de polímeros
Alvin Toffler, “La Tercera Ola”, 1980(2) “La llamada economía del consumo y la política del capitalismo empresarial han creado una segunda naturaleza en el hombre que lo condena libidinal y agresivamente a la forma de una mercancía. La necesidad de poseer, consumir, manipular y renovar constantemente la abundancia de adminículos, aparatos, instrumentos, máquinas, ofrecidos e impuestos a la gente; la necesidad de usar estos bienes de consumo incluso a riesgo de la propia destrucción, se ha convertido en una necesidad “biológica” en el sentido antes dicho.
Herbert Marcuse, “Un ensayo sobre la liberación”, 1969
(3)“La ciudadanía se ha integrado y manifestado con frecuencia también en movimientos sociales al margen de ellos [partidos políticos, sindicatos y gremios empresariales], o paralelos, o hasta hostiles a ellos. Desde ciertos movimientos nacionalistas a aquellos que sólo deseaban una reforma electoral o fiscal limitada, o una reforma moral específica, abundan los ejemplos de movilizaciones ciudadanas que nunca fueron encuadradas ni absorbidas por una sola organización política y que sin embargo consiguieron en alguna medida sus objetivos”
(…)
“La segunda parte del siglo XX y los principios del siglo XXI han presenciado la proliferación de movimientos sociales, algunos de ellos de gran alcance, que han surgido de la sociedad civil y producido efectos sustanciales”
Salvador Giner, “Historia del pensamiento social”, 1976
(4)”Es en el desempeño de esta última función [garantía de una cierta redistribución social de los recursos disponibles] donde el Estado se ve sobrecargado de demandas sociales que no puede atender adecuadamente. A diferencia de lo que cabría esperar, la mera extensión de los procedimientos democráticos en la gestión del Estado no logra resolver los problemas de legitimación que se plantean en estas demandas insatisfechas, sino que más bien los agrava”
“Para leer a Habermas”, Juan Carlos Velasco, 2003
(5) “Mediante el empleo de
computadores, telecomunicaciones avanzadas y métodos de encuesta,
resulta sencillo no sólo seleccionar una muestra del público, sino
también mantener esa muestra actualizada y suministrarle una información
puntual sobre las cuestiones a tratar.
(…)
Llegados el momento de la decisión,
los representantes elegidos depositarían sólo el 50% de los votos,
mientras que la muestra de personas elegidas al azar depositaría
electrónicamente el 50% restante. Tal sistema no se limitaría a
proporcionar un proceso más representativo que lo que ningún Gobierno
“representativo” ha proporcionada jamás, sino que asestaría un golpe
demoledor a los grupos de interés especiales y grupos de presión (…)
Alvin Toffler, “La Tercera Ola”, 1980(6) Habermas sostiene que la contradicción básica del orden capitalista sigue siendo la apropiación privada de la riqueza pública –dicho en términos del modelo discursivo de la razón práctica: la represión de intereses generalizables mediante su tratamiento como interesas particulares-. A consecuencia de ello, las decisiones políticas en que se refleja el principio de organización social vigente dejan de ser ipso facto susceptibles de consenso racional
Thomas McCarthy, “La Teoría Crítica de Jürgen Habermas”, Ed Tecnos
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