Del encuentro con Anton Costas podemos extraer una serie de apuntes sobre la situación económica General y la de Baleares en particular:
1. Sobre el diagnóstico:
La crisis financiera de 2008 originó una crisis de crecimiento producida por el estallido de la burbuja inmobiliaria que rompió el equilibrio entre los activos y pasivos de las economías domésticas y de las empresas. Esto provocó una disminución del consumo y la inversión y empezó la ralentización de la economía.
Los Gobiernos, de entrada, aplicaron políticas expansivas de gasto público que en 2010, según los datos, daban síntomas de recuperar la economía. En 2010 empezaron a aplicar las políticas de austeridad y la economía se desplomo de nuevo.
2. Sobre las políticas de la austeridad impactadas por la derecha Europea y seguidas con alborozo por la derecha española y balear:
No existe evidencia empírica de que nunca en una economía en recesión la reducción del gasto público haya funcionado para impulsar el crecimiento. Todo lo contrario, a lo largo de la historia, los países han salido de sus crisis en base a políticas expansivas de gasto.
Cuando la economía se ralentiza, el gobierno debe impulsar el gasto público y generar actividad hasta que el consumo y la inversión privados se reactiven. Los datos lo demuestran.
El dogma de que las políticas de austeridad llevaran a una reducción del déficit, que disminuirá la deuda (lo que llamamos la consolidación fiscal) y por tanto bajará el precio del dinero de manera que el crédito volverá a fluir en la economía generando actividad económica. Pero si se contrasta con los datos, es una falacia, un cuento de hadas.
Las medidas de austeridad disminuyen el Producto Interior Bruto (PIB) más que proporcionalmente a la reducción del déficit (como ha reconocido el FMI) y en consecuencia los indicadores de deuda sobre el PIB empeoran y de ello se deriva que la deuda del país incrementa su riesgo y por ende el precio de su financiación.
Los momentos de recesión no son el momento de hacer políticas de austeridad. Primero hay que crecer y luego ir ajustando paulatinamente de manera que la economía no se resienta de manera que de al traste con todos los esfuerzos.
3. Sobre las causa de esa política de austeridad si ya se sabia que agravarían la situación
En esta crisis hay un elemento “nuevo”, o que no sucedía desde el 1929: la contracción total del crédito, lo que Costas llamó el “Crédit Crunch” no es que el crédito se haya encarecido, es que ha desaparecido. No se supo gestionar la situación por, según Costas, tres posibles hipótesis:
a. Un fondo ideológico
La aplicación de la fábula de “la cigarra y la hormiga” que explico el President José Ramón Bauzà en su visita a las escuelas: Los que no han ahorrado o acumulado recursos para pasar el invierno (la desaparición del Crédito en la economía) son unos vagos y unos indolentes y deben pagar por ello.
Esto extrapolado a Europa y los Gobiernos actuales se traduce en los castigos inflingidos a los llamados PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España) mediante políticas económicas que van en contra del interés general y la sociedad.
b. La Guerra entre dos sistemas contrapuestos
Tras la segunda guerra mundial, con las políticas de distribución de rentas y el desarrollo del estado de bienestar, se conseguía una cierta cohesión social que permitía mantener “pegados” los dos sistemas y que pudieran convivir.
Poco a poco esa cohesión social se ha ido degradando: el indicador de desigualdad ha pasado de calcularse en el 80 -20 al 0,01-99,9 esto es el 1% de la población que concentra los mismos recursos que 99,9%.
Pero esta desigualdad se ha enmascarado con la fluidez del crédito barato que ha incrementado artificialmente el poder adquisitivo de las personas. Ha sido cuando ese crédito ha dejado de fluir cuando hemos visto la realidad. Esos grandes índices de desigualdad entre la población, la desigualdad entre las balanzas comerciales de los países y el enorme poder financiero de la economía.
Hay que recordar que históricamente las grandes diferencias económicas entre paises han acabado en guerras.
c. Y finalmente, la incapacidad del BCE, al que los países europeos cedieron su política monetaria, de hacer frente a la situación. Un Banco Central es el prestamista último, el que en una situación como ésta debería hacer fluir de nuevo el crédito para estimular la economía. Pero esta diseñado solo para preservar la estabilidad monetaria, y así, para salvar al euro es capaz de sacrificar la economía.
¿Que se puede hacer ante la situación actual?
1. Reclamar al Banco Central Europeo que actúe con imprudencia. Que aplique una política creíble de fluidez de crédito y creación de inflación.
2. Comprometerse a la consolidación fiscal pero en un horizonte temporal amplio, priorizar el crecimiento.
3. Aplicar reformas en pro de la productividad, creer en nuestra capacidad de ser competitivos sin focalizarlo todo en las rebajas salariales (como de hecho así lo afirman los indicadores de productividad cuando comparamos empresa de gran tamaño españolas con las de las alemanas, por ejemplo). Las reformas deben favorecer el emprendimiento, pero también la expansión y el crecimiento de las empresas ya existentes.
4. Favorecer el emprendimiento y la Innovación pasa también por favorecer la emancipación de los jóvenes. Existe una relación positiva entre capacidad emprendedora de los países y la edad de emancipación de sus jóvenes.
Rosario Sánchez es Economista
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